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Reflejos primitivos

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Los bebés al nacer vienen al mundo con su sistema neurológico inmaduro. Estamos programados para, a través de un conjunto de movimientos “reflejos”,  enviar los impulsos necesarios al cerebro para alcanzar su maduración.

Por ello es importante que el bebé pase  por todas  las fases del desarrollo. Hay un momento para el balancearse, reptar, gatear,… Obviar alguna fase hará que existe un estado de inmadurez neurológica, una parte del cerebro que no se habrá desarrollado adecuadamente o que no habrá recibido la suficiente estimulación. Pero esto tiene solución.

El desarrollo normal  del niño está relacionado con la integración de estos reflejos en los 3 primeros años de vida, especialmente en los 12 primeros meses. Conforme se integran los reflejos primitivos aparecen las reacciones o reflejos posturales de adulto que son los que determinan nuestras habilidades futuras.

La presencia de reflejos primitivos residuales, después de la edad de integración, indica inmadurez; y puede afectar a habilidades motoras gruesas y finas, a la percepción sensorial y al desarrollo cognitivo y emocional.

¿Cómo se aplica la terapia de reflejos primitivos?

 

Se basa en unos ejercicios rítmicos y suaves que se hacen tanto de forma activa como pasiva que consiguen mejorar el tono muscular o relajar las tensiones y espasticidades. Los movimientos rítmicos hacen que las diferentes partes del cerebro se inter-conecten consiguiendo así una madurez cerebral. Además con los ejercicios hay una estimulación vestibular  que incrementa el tono de los músculos extensores lo que propicia que el bebé pueda desarrollar su patrón de reflejos.

 

Además de estos ejercicios rítmicos se puede conseguir la integración de los reflejos de una manera más rápida trabajando con ejercicios isométricos.

 

Fases en la terapia

 

La terapia comienza con una evaluación del mapa de reflejos del paciente. Tras esta evaluación se determinan los ejercicios de intervención necesarios, que son enseñados para que puedan realizarse en casa a diario (habitualmente 15 minutos).  A partir de aquí se establecerá un esquema de seguimiento (quincenal o mensual) que se dedicará a re-evaluar los reflejos y revisar el plan de intervención.

 

¿A quién se puede aplicar?

 

  • Bebés como prevención o intervención en el caso de que existan dificultades en el desarrollo

  • Niñ@s y adolescentes, para superar algún bloqueo o dificultad física, sensorial, emocional, relacional y/o cognitiva.

  • Adultos con bloqueos específicos o que deseen hacer emerger al máximo sus potencialidades (deportistas, músicos, directivos,…)

 

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